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Marcela Ordoñez

La taxonomía de Bloom revisada por Anderson: Una nueva propuesta para construir el conocimiento.

Actualizado: 13 jun


En el ámbito educativo, la Taxonomía de Bloom se ha convertido en una herramienta fundamental para la planificación curricular, la evaluación del aprendizaje y el diseño de actividades de enseñanza. Esta taxonomía, originalmente desarrollada por Benjamin Bloom en 1956, ha sido revisada y actualizada por Lorin Anderson y David Krathwohl, ambos discípulos de Bloom, en el año 2001, dando lugar a la Taxonomía de Anderson y Krathwohl, también conocida como Taxonomía de Bloom revisada. Esta revisión actualizó los niveles y subniveles de la taxonomía, Además introdujo dos dimensiones importantes que enriquecen su aplicación en el aula.


La Taxonomía de Bloom original, desarrollada por un equipo de psicólogos liderados por Benjamin Bloom, fue publicada en 1956. Esta taxonomía jerárquica clasificaba los objetivos educativos en seis niveles cognitivos: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, síntesis y evaluación. Cada nivel representaba un proceso mental más complejo que el anterior.


La taxonomía original de Bloom tuvo un impacto significativo en la educación, proporcionando un marco común para la clasificación de los objetivos de aprendizaje y la evaluación del progreso de los estudiantes. Sin embargo, con el paso del tiempo, se hizo evidente la necesidad de actualizar la taxonomía para reflejar los cambios en el conocimiento, las pedagogías y las expectativas de aprendizaje.




La Taxonomía de Anderson y Krathwohl 2001

En respuesta a estas necesidades, Anderson y Krathwohl propusieron una revisión de la taxonomía original, publicada en el año 2001. Esta revisión conserva los seis niveles cognitivos de la taxonomía original, pero los organiza en dos dimensiones: dimensión del conocimiento y dimensión del proceso cognitivo.


Dimensión del conocimiento: 

Esta dimensión clasifica los tipos de conocimiento que los estudiantes deben adquirir, dividiéndose en cuatro categorías:

  1. Conocimiento factual: Se refiere a la memorización de información básica, como hechos, definiciones y conceptos.

  2. Conocimiento conceptual: Implica la comprensión de los conceptos y sus relaciones entre sí.

  3. Conocimiento procedimental: Se refiere al dominio de habilidades y procedimientos específicos.

  4. Conocimiento metacognitivo: Es la capacidad de reflexionar sobre el propio proceso de aprendizaje.

Dimensión de los procesos cognitivo: 

Esta dimensión describe las formas en que los estudiantes utilizan su conocimiento, dividiéndose en seis niveles:

  1. Recordar: Implica la recuperación de información de la memoria.

  2. Comprender: Se refiere a la comprensión del significado de la información.

  3. Aplicar: Implica el uso del conocimiento para resolver problemas o completar tareas.

  4. Analizar: Se refiere a la descomposición de la información en sus partes constituyentes.

  5. Evaluar: Implica la realización de juicios sobre la información o las ideas.

  6. Crear: Implica la generación de nuevas ideas o productos.


¿Cómo aplicar en el aula?


La Taxonomía de Bloom revisada por Anderson es una herramienta versátil que puede ser utilizada por docentes de todos los niveles educativos y áreas curriculares. A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo se puede aplicar la taxonomía en el aula:


  • Planificación curricular: Al utilizar la taxonomía para clasificar los objetivos de aprendizaje, los docentes pueden asegurarse de que sus planes de estudio cubran todos los niveles cognitivos y dimensiones del conocimiento.

  • Diseño de actividades: La taxonomía puede guiar el diseño de actividades de aprendizaje que promuevan el desarrollo de diferentes habilidades cognitivas. Por ejemplo, una actividad que requiera que los estudiantes analicen un texto o resuelvan un problema complejo estará enfocada en niveles cognitivos más altos que una actividad que simplemente solicite que los estudiantes memoricen información.

  • Evaluación del aprendizaje: La taxonomía puede ser utilizada para crear instrumentos de evaluación que midan con precisión el desempeño de los estudiantes en diferentes niveles cognitivos y dimensiones del conocimiento.


La Taxonomía de Anderson y Krathwohl es una herramienta invaluable para los docentes que buscan mejorar la calidad de la educación que ofrecen a sus estudiantes. Al comprender y aplicar esta taxonomía, los docentes pueden diseñar planes de estudio más completos, actividades de aprendizaje más efectivas y evaluaciones más precisas.


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